- La consellera de Infraestructuras, Isabel Bonig, alude al enorme coste que tendría aumentar el calado del puerto para apelar a que se contemple otra alternativa: que los cruceros fondeen en el mar y sus pasajeros lleguen a la ciudad en lanchas
Los planes para convertir a Dénia en puerto base de cruceros han pinchado en hueso. O, más bien, en roca, ya que el carácter rocoso del fondo del puerto de la ciudad es el argumento que ayer empleó la consellera de Infraestrucutas, Isabel Bonig, para plantear que cabe estudiar otras alternativas si se quiere que la ciudad se apunte al turismo crucerista. En concreto, que los buques fondeen en el exterior del puerto y los pasajeros lleguen al puerto de Dénia embarcados en lanchas.
La Conselleria de Infraestructuras no quiere oir hablar de aumentar el calado del puerto, como ha reclamado, por ejemplo, la patronal comarcal CEDMA. Es la única opción para que los grandes buques del turismo de cruceros puedan entrar al espejo de agua del recinto portuario dianense. Bonig dejó claro que la Conselleria no está por la labor. Hay que plantearse otras alternativas “más económicas”, señaló.
Bonig asistió, acompañada del director general de Transportes y Logística, Carlos Eleno, a la reunión que ayer se celebraba en el Ayuntamiento de Dénia entre la Xarxa d’Alcaldes de la Marina Alta y el secretario de Estado de Infraestructuras, Rafael Catalá, para abordar la situación del proyecto del tren Gandia-Dénia. Y en su intervención ante los medios, la consellera aludió también a la demanda realizada por el empresariado de la ciudad para que el puerto de Dénia se convierta en puerto base de cruceros.
Bonig dijo que la conselleria estudia esta opción “como una más”, aunque insistió en que aumentar el calado de las aguas portuarias es difícil porque el lecho es de roca. Y, sobre todo, caro. En cambio, otra opción más económica es, tal y como apuntó el director general de Transportes, permitir a los cruceros fondear fuera del puerto y trasladar a los pasajeros en lanchas hasta la ciudad.